Pocos saben que en la década de los noventa, la de Juan Francisco García González como director general de la Caja Insular de Ahorros, esta entidad fue la caja de ahorros más rentable de toda España. Paradójicamente, en la misma fecha que se representaba “la noche de los cristales rotos” en el CICCA, una asamblea general decidió destituirle dando paso a políticos de CC y PSOE, junto a sindicalistas de UGT. A partir de ahí, nos estamos referiendo al año de 1999, comenzó el declive de esta Institución. Hoy las luces navideñas apagadas en la sede social de Triana, se convierten en fiel reflejo del deterioro de la que en su día se consideró la caja con mayor circulante de la provincia de Las Palmas. Ha pasado a ser de la noche a la mañana un ente insostenible, que tras la caída acontecida en la bolsa de valores de su matriz Bankia, ha quedado en nada. Es el momento de pedir responsabilidades políticas -y de otra índole- a los gestores de esta entidad, tanto a los anteriores como a los actuales, para que respondan incluso con su propio patrimonio de esta quiebra anunciada. La situación es tan grave que Bankia – Caja Insular de Ahorros, será expulsada del IBEX-35, ya que resulta absurdo que una empresa cuyas acciones no valen nada, cotice en bolsa. Al igual que la defensa a ultranza que muchos consejeros generales de la entidad canaria hacían sobre la fantástica entrada en Bankia. Para el Consejo de Administración, controlado por los políticos de CC y PSOE, era una opción que garantizaría la supervivencia de la Caja Insular, y que le daría mayor solvencia. La realidad ha demostrado que dicha fusión no ha supuesto otra cosa que la desaparición total de la Caja Insular y, lo que es peor, del dinero de muchos canarios que en su día compraron miles de acciones de Bankia y que a día de hoy rozan los cero euros en su cotización. Por no hablar del cierre de oficinas, despidos de trabajadores y empeoramiento de las condiciones laborales del resto. Todo un éxito para los señores consejeros. Tras los últimos datos conocidos sobre su situación, un "agujero" contable de 10.444 millones de euros, que ha provocado el drástico desplome de su cotización, hay que responsabilizar al Consejo de Administración de la funesta gestión que ha hecho desaparecer La Caja, y de la gran estafa que ha supuesto para miles de canarios la venta de acciones de Bankia. Entre los accionistas minoritarios hay miles de inversores canarios que, como clientes de la Caja Insular, compraron acciones seducidos por una contabilidad falsa y engañosa, que estaba avalada por el Consejo de Administración y el propio presidente de la entidad. Nos vendieron la existencia de unos beneficios de 300 millones de euros, cuando la realidad es que se estaban perdiendo más de 3.000 millones. El ex presidente, su ex director general, y su actual director territorial, ejercieron de promotores de la venta de acciones de Bankia a miles de canarios, incluidos los empleados y sus familiares, para conseguir implicarlos y colocar las acciones de la nueva entidad, que salieron al mercado en julio de 2011 a un precio de 3,51 euros. Ahora pretenden hacer creer que no sabían lo que sucedía en la Caja Insular, y que no tienen nada que ver en las decisiones adoptadas por sus Consejos de Administración, cuando los responsables de este desaguisado financiero son los miembros de los Consejos de Administración que tomaron las decisiones y, sobre todo, García Falcón y Suárez del Toro, en su calidad de director general y presidente, que son quienes han marcado en todos estos años, la política financiera de La Caja. Aún no se conoce la verdadera situación financiera y los compromisos inmobiliarios que mantenía la entidad antes de su integración en Bankia, ni cuántas acciones adquirieron personas próximas al Consejo (incluidos títulos del Banco de Valencia) y cuándo las vendieron, ni cuál va a ser la incidencia real que la pérdida de la Caja Insular tendrá sobre el tejido productivo regional y sobre los trabajadores de la antigua entidad. En El libro de los amores ridículos, Milan Kundera puso en boca de uno de sus personajes: "Si las personas sólo fueran responsables de lo que hacen conscientemente, los idiotas estarían de antemano libres de cualquier culpa. Lo que pasa, querido Flajsman, es que las personas tienen la obligación de saber. Las personas son responsables de su ignorancia. La ignorancia es culpable". Si eres consejero o directivo de un banco, no puedes alegar que no sabes de bancos y que no te informabas de lo que el banco hacía.

Según circular conjunta de las secciones sindicales de empresa – denominadas así y subvencionadas por Acuerdo interno de octubre de 2011 -, la Dirección de Bankia cerró ayer unilateralmente el periodo previo de consultas para la modificación sustancial de condiciones de trabajo con objeto de suspender la retribución variable del ejercicio 2012, así como el periodo de garantía previo que contempla el Convenio Colectivo para medidas de reestructuración, convocando al próximo día 9 de enero para la apertura oficial del ERE. Dicen estos representantes de la empresa, no de los trabajadores, que el Memorandum de Entendimiento no fija las condiciones de salida de los trabajadores, con el fin de confundir y beneficiar exclusivamente a los trabajadores de Caja Madrid y Bancaja, los más perjudicados por estas medidas, ya que son los únicos que cobran retribución variable y sus entidades fueron las que más se expandieron fuera de sus territorios naturales, Madrid y Valencia. Por supuesto, nada comentan sobre la discriminación que sufren los trabajadores de las cajas pequeñas del grupo, como por ejemplo la falta de homologación de salarios de los empleados de la Caja Insular, que realizan igual trabajo y cumplen con el mismo horario que el resto, percibiendo una remuneración fija netamente inferior, ni sobre la pérdida de la antigüedad en el complemento de insularidad o de residencia en perjuicio de este colectivo. BFA–Bankia es un gran banco universal en España, resultante de la fusión de siete cajas de ahorros en 2010, entre ellas la Caja Insular de Ahorros. En el Memorando de Entendimiento celebrado entre España y los países de la Zona Euro en julio de 2012, Bankia fue identificada y se encuadró en un grupo específico –llamado «Grupo 1»– en la medida en que está controlada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) español y ya ha recibido ayuda estatal. El Memorando previó que las autoridades españolas elaborarían planes de reestructuración y resolución de consumo con la Comisión Europea para permitir su aprobación por la Comisión a finales de noviembre de 2012. Con fecha 28 de noviembre de 2012, la Comisión aprobó entre otros los planes de reestructuración del grupo BFA–Bankia. En el caso de BFA–Bankia, la Comisión consideró que las medidas de reestructuración propuestas garantizarán que recupere su viabilidad a largo plazo como entidad de crédito saneada en España. Antes de 2017, el balance financiero se reducirá en más del 60 % en comparación con 2010, esto implica el cierre de oficinas y despidos de personal, en los territorios no naturales de las respectivas cajas que integran el grupo. En particular, tendrá que centrar su modelo empresarial en préstamos al por menor y préstamos a las PYME en sus principales regiones históricas, incluida Canarias en la provincia Las Palmas, zona histórica de la Caja Insular. Por último, está obligada aplicar las siguientes medidas: limitar (no disminuir) las remuneraciones del personal; prohibir pagos de bonos o cualquier retribución variable hasta que no se hayan aplicado plenamente las medidas sobre el reparto de la carga en materia de instrumentos híbridos; no hacer publicidad de la ayuda estatal ni utilizarla para prácticas comerciales agresivas y prohibir adquisiciones. La versión detallada de estas decisiones, de obligado cumplimiento, se publicará con el número de referencia SA.35253 en el Registro de Ayudas Estatales en el sitio Internet de la DG Competencia una vez se hayan resuelto las cuestiones de confidencialidad.

Se están manejando en la actualidad ideas preconcebidas por parte de la opinión pública respecto a Bankia. Su realidad se ofrece a los ciudadanos bajo el prisma de informaciones tendenciosas que desvirtúan una posible visión objetiva de la verdadera dimensión de este “problema”. Falso que Bankia arroje las pérdidas considerables que continuamente se reflejan en prensa. Desde antes de la fusión, las siete cajas integrantes del grupo han presentado beneficios todos los años, refrendados por sus correspondientes auditorías externas. Sólo los actuales gestores, en solo un año al frente de Bankia, están cosechando pérdidas, además de la falta de confianza y espantada general de su clientela. Antiguos gestores, imputados en la Audiencia Nacional, han insistido en que las pérdidas del grupo, nacionalizado el pasado 9 de mayo, no se deben a su falta de diligencia, sino a los cambios regulatorios sobre provisiones promovidos por el Gobierno y a las modificaciones de criterio de la auditora Deloitte. El propio Rato apuntó directamente a esta firma durante su comparecencia celebrada en el Congreso el pasado 26 de julio, cuando recriminó a la auditora sus cambios de criterio y defendió que las cuentas que presentó de Bankia antes de su reformulación eran fieles a la realidad. También denunció la presión que supuestamente ejerció el Banco de España -cuyo exgobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha sido citado a declarar como testigo por el juez Andreu- para incorporar Bancaja a la fusión liderada por Caja Madrid y posteriormente, para que el grupo debutara en bolsa. Tampoco, como se quiere dar a entender, los gastos de personal lastran el resultado de la entidad. Los gastos de remuneración del personal de Bankia, siguen siendo los mismos que los que tenían en las antiguas cajas de origen. La partida destinada a pagar sueldos no ha crecido nada, todo lo contrario. Por ejemplo, en la Caja Insular han aumentado la jornada laboral sin ninguna contrapartida económica. Bankia tiene unos 20.000 empleados. El gasto en salarios en lo que va de año es netamente inferior al de otras entidades financieras de igual o parecido volumen de negocio. Pero puestos a hablar de sueldos, hablemos de los de la Alta Dirección y Consejo de Administración. Frente al nulo aumento de salarios, los costes salariales de la dirección han crecido de forma notable, superando lo permitido por Ley. Resulta muy complicado hacer responsables de las pérdidas a unos costes salariales que no han crecido nada, y que incluso han disminuido. Y muy cínico sacarlos a colación, y su adecuación a la situación del mercado, cuando quien lo hace ha multiplicado sus salarios y percepciones. ¿Qué premio en forma de “bonus” les espera a los directivos, si se culmina el ajuste - despido de 6.000 personas -? Seamos realistas, la dirección de Bankia no persigue la contención de sus costes, sino su desmantelamiento. De cualquier forma, y como argumento final, cabe decir que repugna a la lógica el hecho de tratar de echar la culpa de las pérdidas a los salarios de los empleados, cuando esos costes salariales no han sido impedimento para que cada una de las cajas del grupo haya ganado dinero durante años. Otra cosa sería la depredación de los activos de Bankia, las famosas participadas, que tenemos a la vuelta de la esquina para tapar un hipotético “agujero” del que ni las cajas integrantes, ni sus trabajadores somos responsables. A todo esto, dice Goirigolzarri a los empleados: “Por mi parte, y este es un sentimiento muy personal, me gustaría terminar diciendo que tengo la firme convicción de que sacaremos el proyecto adelante. Esta convicción se basa en la confianza que tengo en todos vosotros. Yo siempre he creído en la fuerza del equipo. Lo tengo muy claro, siempre lo he tenido.....Tenéis mi firme compromiso de que estaré a vuestro lado a lo largo de todo el proceso, y os aseguro que, por mi parte, voy a poner todo mi esfuerzo, toda mi capacidad para conseguir que Bankia sea una referencia en el sistema financiero español. Yo no voy a cejar hasta alcanzarlo”. Lo único seguro que entre todos vamos a conseguir será liquidar (desvalorizar) Bankia en los próximos años, con el fin que su compra se convierta en rentable a cualquiera de los bancos que Bruselas permita funcionar en este país.

La Obra Social de la Caja, se ha ido al garete a raíz de su disolución y el nombramiento de una comisión gestora integrada por políticos nombrados por el gobierno autónomo. La reciente visita del presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, a la capital Gran Canaria para reunirse con directivos y explicar el plan de reestructuración impuesto por Bruselas, ha provocado el efecto inverso que se buscaba, contagiando el desasosiego, lejos de hacer llegar a los clientes un mensaje de tranquilidad por sus ahorros. No ha aclarado en qué grado afectará a la Caja Insular lo que para la consecución de dicho plan será primordial: la reducción de la red de oficinas y, en consecuencia, de la plantilla, limitándose a repetir el mismo discurso de su “tourné” por varias comunidades en las que va “garantizando” a todas por igual la presencia de Bankia. Faltan explicaciones sobre ajustes, medidas y recortes en la transformación en fundación de la Caja Insular, en la reducción de plantilla o sobre la futura gestión del Monte de Piedad y el CICCA – Centro Cultural. Tampoco se ha detallado si el plan de viabilidad contempla otras iniciativas relacionadas con la extinta Obra Social, para la asistencia social, empleo y desarrollo socioeconómico, cultura, medio ambiente y patrimonio, educación e investigación y deportes, como por ejemplo ceder la gestión, parcial o íntegramente, a otras instituciones (Cabildo, ayuntamientos, o la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria). Respecto a la imputación de Juan Manuel Suárez del Toro en la Audiencia Nacional, sede judicial en la que ha eludido cualquier responsabilidad al alegar que no tenía conocimientos suficientes para entender los balances de los bancos dada su condición de ingeniero, tan sobrado de desconocimiento como de millonarias remuneraciones (su sueldo en 2011 ascendió a 235.000 euros), determine quizás que lo que algunos han cobrado durante años por pertenecer a los Consejos de Administración de las cajas que hoy componen Bankia, deba ser devuelto. Han dejado la Caja de Canarias, una Institución que pertenecía a todos los canarios, convertida en un erial, por su ansia y su pésima gestión. Y no se avergüenza el Sr. Suárez que no entiende de finanzas. Pero para llenarse el buche entiende de verdad. Nada digamos del antiguo director general, Juan Manuel García Falcón, que siendo un alto directivo se incluyó en un ERE de trabajadores de a pie, cobrando por ello una indemnización escandalosa de 900.000 €. Uno terminó nuevamente colocado en la empresa pública GEXCO que gestiona la estación de San Telmo y el intercambiador de Santa Catalina, y el otro volvió a la Universidad cobrando el paro. Mientras, los despidos que se avecinan tocarán a otros. Por su puesto, en la Dirección Territorial de Bankia en Canarias se quedan todos sus delfines y colaboradores directos, los mismos que han dejado a la Insular en esta encrucijada.